Entendiendo el papel del océano

“¡Qué bien! El 8 de junio se conmemora el #DíaMundialDeLosOcéanos. Qué bien que haya gente y organizaciones que cuiden a los delfines y a las tortugas marinas.” Y ya. Ahí queda el pensamiento de muchos de nosotros, que vivimos lejos de las costas; que sólo disfrutamos del mar y sus beneficios, según nosotros, cuando vamos a la playa de vacaciones o cuando vamos a un buen restaurante de mariscos.

Resulta que esto está muy lejos de ser verdad. Y sin querer entrar en terrenos muy científicos, trataré de enumerar hechos y problemas de los océanos que nos impactan a todos, pero también para los que únicamente nosotros mismos podemos poner una solución:

1) Los océanos tienen un papel fundamental en el funcionamiento de nuestro planeta al ser los pulmones de la Tierra. Sí, así como lo estás leyendo. Muchos suponemos, porque así lo hemos visto a lo largo de mucho tiempo, que los árboles y los bosques son los responsables de la generación de oxígeno a través del proceso de fotosíntesis. ¡Y no queremos negar su importancia! Por favor, dejemos de deforestar para el cambio de uso de suelo a favor de la producción agrícola. Sin embargo, los científicos consideran que entre 50 y 85% de la generación de oxígeno de la atmósfera terrestre se da a través del proceso de fotosíntesis del fitoplancton – que son unas plantas diminutas de las que se alimentan principalmente las ballenas, que viven muy cerca de la superficie del agua y se mueven con la corrientes. De manera simple, esto quiere decir que la mitad del oxígeno que respiras mientras estás leyendo esto proviene de los océanos.

2) Los océanos, además, funcionan como sumideros de carbono disolviéndose directamente en el océano. Se calcula que los océanos han absorbido 1/3 de CO2 producido por las actividades humanas desde 1800 y alrededor de la mitad producido por la quema de combustibles fósiles. En la medida en la que el dióxido de carbono en el océano crece, se da una variación en el pH tornándose más ácido.

Tu vida depende de los océanos. Así de simple.
Y esta acidificación afecta a todos los seres vivos del océano, incluido el fitoplancton. 3) Pero también afecta a los corales, hábitat esencial para el sano funcionamiento del océano. Con la acidificación, los corales no pueden absorber el carbonato de calcio que necesitan para mantenerse sanos y comienzan a disolverse. Pero además, las temperaturas más cálidas ocasionadas por el cambio climático afecta directamente a los corales, ya que las algas zooxantelas, de las que dependen para alimentarse, se alejan. Y al quedarse sin este alimento básico para ellos, se tornan blancos. A este proceso se le conoce como blanqueamiento, tornándolos débiles y menos capaces de combatir enfermedades.

El crecimiento de la población a nivel mundial, además de afectar los océanos a través de las emisiones de CO2, y el calentamiento global producido por el ser humano, también ocasiona un incremento de descargas de aguas residuales que terminan en el mar, pero también una 4) sobreexplotación de peces para alimentación. Y el problema es que a lo largo de la historia hemos considerado a los océanos como fuente ilimitada de alimento, pero estamos llegando a límites alarmantes en los que la sobreexplotación está impidiendo la regeneración natural de las especies marinas comestibles alterando, también, el balance de los ecosistemas marinos. Los peces son la fuente principal de proteína de muchos pueblos en el mundo, y se estima que para 2050 muchas de estas mismas poblaciones no podrán costear este alimento esencial en su dieta.

Y si por si esto no fuera suficiente, 5) nuestros residuos terminan, en muchísimas ocasiones, en los océanos. Seguramente has visto imágenes de tortugas cuyos caparazones crecieron deformados por estar atrapadas en nuestra basura plástica. Pero esos residuos que terminan en los océanos al ser arrastradas por los ríos en los que terminan después de lluvias o malas prácticas también terminan en el estómago de muchas especies marinas. Enfermedades, malformaciones, alteraciones metabólicas, en ellos, pero también en ti al alimentarte de ellos.

Y podríamos seguir y seguir. La intención es que, después de leer esto, te des cuenta de que el pensamiento citadino en el que solo consideramos al mar como el lugar de vacaciones y el origen de una buena comida es muy limitado. Tu vida depende de los océanos. Así de simple. Ahora es tu momento de pensar en el impacto de tus actividades diarias en los océanos y cómo modificarlas para minimizarlo, aún cuando seas un feliz godín.

About the Author

Ana Lucía Guasque

Asociada de Punto Verde donde se desempeña como consultora para el diseño de estrategias de sosteniblidad empresarial y co-diseña la estrategia de capacitación en línea, Ana Lucía tiene más de 12 años de experiencia en sostenibilidad empresarial, con énfasis en establecimiento de metas, seguimiento de medidores ambientales, así como fijación de metas de reducción de huella de carbono a nivel corporativo. Cuenta con amplia experiencia trabajando con colaboradores para el cambio de actitudes socio-ambientales mediante la capacitación. Ha desarrollado proyectos de inventario de emisiones para medir la huella de carbono de eventos, desde el diseño del programa para llevar a cabo la medición hasta el diseño de las iniciativas de reducción y mitigación.

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