Recuerdo hace años, cuando seguido llegaba volando a esta ciudad, me encantaba ver los techos mojados, encharcados e imaginar qué habría sido esto con el lago y todos sus canales. Mientras el avión daba vuelta, mi imaginación se dejaba ir, reconstruyendo por instantes aquella visión de un potencial hoy desecado y entubado. Me gustaba imaginar el flujo vehicular convertido en agua, las calles en canales y los charcos en esa superficie del lago que trata siempre de recuperar el lugar que le pertenece.
Años más tarde, al echarme un clavado en el tema de la sustentabilidad urbana en Schumacher College, con maestros como H. Girardet, me di cuenta de que ese sueño es totalmente posible y que hay ciudades en el mundo que están exhumando sus ríos, cambiando grandes vialidades para el uso vehicular por espacios públicos. Es un futuro posible, viable y maravilloso para CDMX.
Hoy me da gusto saber que hay grupos que están activamente promoviendo la atención ciudadana a estos ríos con la intención de recuperarlos. Es el caso de Cuarto al Cubo, que ha realizado ya varias actividades y esta constantemente creciendo su red de partes interesadas para lograrlo.
… quizá sea el camino para regenerar lo que otrora fue la región más transparente.
Así, me surge nuevamente el recuerdo, pero ahora como el deseo de que esas calles de agua que hoy corren entubadas puedan abrirse y circular libremente generando espacios públicos. Que los habitantes actuales dela CDMX podamos disfrutar de las ribieras que existen en esta ciudad ocultas bajo el asfalto disfrazando su uso de vehicular.
Es momento de echar un ojo y plantearnos la posibilidad de echar a andar la exhumación de estos ríos y su rehabilitación cuenca arriba como una excelente estrategia de adaptación al cambio climático, de recuperación de espacios públicos, de mitigación de la contaminación atmosférica, de salud ambiental y de tantos otros beneficios sociales, ambientales y seguramente económicos también.
Un proceso que requiere de voluntad ciudadana, política y empresarial y que, sin duda, agregará un valor a la CDMX y todos sus habitantes. Un valor que hoy apenas podemos imaginar, pero que quizá sea el camino para regenerar lo que otrora fue la región más transparente.
comparte