Festejos desechables

Es de todos conocidos que los residuos que producimos no necesariamente podrían ser considerados como tales si realmente aplicáramos la regla de las 3Rs en cada decisión de compra que se nos presente. Millones de hojas de papel que salen de nuestras oficinas no terminarían en el relleno sanitario o, en el mejor de los casos, se llevarían a un proceso de destrucción por cuestiones de confidencialidad para luego ser recicladas. Una cantidad similar de vasitos de yogurt o de empaques de alimentos listos para comerse, generalmente fabricados en plástico (sí, ese que proviene del petróleo y que tarda aaaaños en degradarse) también es recolectada de manera continua por el servicio de limpia de las ciudades.

Lo que debemos tener presente es que la gran mayoría de los residuos que generamos pasó por un proceso de manufactura que implicó la utilización de energía – con sus correspondientes emisiones de CO2 – y que, a su vez, generó residuos en su proceso de producción. ¿Y en dónde termina? En un bote de basura (idealmente), del que será depositado en una bolsa de plástico, recolectado a su vez por el camión de la basura con sus correspondientes emisiones de dióxido de carbono y quema de combustible, para llevarse a un centro de compactación de la ciudad y, terminar en un relleno sanitario que, idealmente recolecta el biogás para la generación de electricidad y, de lo contrario, contribuye aún más al cambio climático.

Queramos o no, la sociedad actual está acostumbrada al desecho: la caja de pizza si tuviste junta con tu equipo y tuvieron que quedarse a comer en la oficina; el cartucho de tóner de la impresora porque alguien dijo que había que reciclarlos pero ni idea en dónde; el vaso del café de moda con nuestro nombre y una linda manga hecha de cartón para que no nos sintamos tan mal… ¿Qué me dices de los festejos de cumpleaños? ¡A llenarle el lugar por completo de globos para que todo mundo se entere que está festejando! “Yo traigo el pastel”, junto con los platitos desechables, los tenedores de plástico y las servilletas. Y buscas el más grande para que quede claro que te cae bien, aunque la mitad del pastel termine en la basura. En el mejor de los casos, la pastelería estaba cerca y te fuiste caminando por el pastel sin emitir CO2.

Invierte en recuerdos; esos no son desechables.
Pero, ¿qué hay del proveedor que, después de haber cumplido con los acuerdos establecidos, por alguna razón, no cumplió? “Búscate otro, seguramente podemos conseguirlo incluso más barato”. ¿Desechable?  Y, ¿qué del empleado que, al estar pasando por una grave (y real) situación personal, baja en rendimiento? “Checa con RRHH si nos pueden ayudar para reemplazar la posición” o “¿Conoces a alguien para el puesto?”. ¿Ese colaborador también es desechable? (consulta aquí nuestra propuesta de capacitación para invlucrar a tus grupos de intéres).

Pasando más al plano personal, esta semana celebramos el #DíaDeLasMadres. ¡Tantas áreas en dónde pensar en el desecho! El primer lugar lo ocupa, sin duda alguna, el regalo. Y, por favor, no le compres a tu mamá ese electrodoméstico que a ti tampoco te gustaría te regalaran. En 2015 la CDMX reportó en 583,516 toneladas de estos residuos, que además, ahora es más fácil tirar a la basura que repararlos (consulta el Inventario de Residuos Sólidos 2015 de la CDMX aquí). De acuerdo con la Canaco de Nuevo León, el año pasado se esperaba un incremento de 12% en ventas en el fin de semana del 10 de mayo en el estado de Nuevo León, encabezando la lista de los regalos las flores y los pasteles. ¿De verdad quieren nuestras mamás flores y pasteles? Las flores necesitan desplazarse desde sus lugares de cultivo hasta el punto más cercano a ti para que las compres (con sus correspondientes emisiones de CO2) y van envueltas en pliegos de papel celofán (que no es papel, sino plástico) y clavadas en esponjitas verdes que absorben agua (también hechas de plástico). Y respecto a los pasteles tan solo tenemos que ver las cifras de la FAO, que indican que en nuestro país desperdiciamos 57% de la leche de vaca, 29% de tortillas, 45% de pan, 39% de carne de pollo y 37% de huevos. ¡Sí! Todo esto termina en la basura mientras que el número de personas que viven en pobreza extrema aumenta día con día.

Tú que eres mamá, pídele a tu familia que te festeje con una experiencia que puedan compartir todos en la que generen la menor cantidad de residuos. Y para tu mamá, piensa en evitar los desechables y regalos inútiles; mejor planea regalarle un gran recuerdo. Esos no son desechables.

Autor

Ana Lucía Guasque

Asociada de Punto Verde donde se desempeña como consultora para el diseño de estrategias de sosteniblidad empresarial y co-diseña la estrategia de capacitación en línea, Ana Lucía tiene más de 12 años de experiencia en sostenibilidad empresarial, con énfasis en establecimiento de metas, seguimiento de medidores ambientales, así como fijación de metas de reducción de huella de carbono a nivel corporativo. Cuenta con amplia experiencia trabajando con colaboradores para el cambio de actitudes socio-ambientales mediante la capacitación. Ha desarrollado proyectos de inventario de emisiones para medir la huella de carbono de eventos, desde el diseño del programa para llevar a cabo la medición hasta el diseño de las iniciativas de reducción y mitigación.

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