La sustentabilidad es una tendencia imparable que ahora presenta varias ramificaciones. Algunos hacen referencia a ella directamente con este término pero algunas otras personas la llaman responsabilidad social corporativa.
Cualquiera que sea el término con el que nos refiramos a ella, lo cierto es que las empresas, independientemente de su tamaño, requieren de una estrategia que les ayude a definir y dirigir sus acciones con la finalidad de disminuir sus impactos directos; consumo de agua, energía y correcta disposición de residuos por mencionar solo algunos.
¿Estrategia? Sí, así es. Si bien este término fue acuñado en el campo militar. Hoy día se aplica en la alta gerencia y dirección empresarial. En la cancha de la sustentabilidad las empresas que toman en serio su desempeño están obligadas a tener una estrategia o mínimo un compendio de políticas que guíen su desempeño.
¿Cuáles son las ventajas de tener una estrategia?
Realizar una estrategia nos permite tener una “planeación a largo plazo”, nos ofrece un marco de referencia para de ahí hacer una planeación más detallada y para tomar decisiones ordinarias de manera ordenada. Una estrategia se ocupa de las cuestiones fundamentales como son los indicadores de desempeños en sustentabilidad y nos ayuda a orientar energía y recursos de la organización hacia el cumplimiento de metas de largo plazo.
¿Cómo hacer estrategias efectivas y eficientes?
En el pasado los empresarios podían soñar con hacer una estrategia de gabinete y operarla de manera exitosa. Ya en esta segunda década del Siglo XXI eso es impensable, políticamente incorrecto y contra toda regla de gobernanza.
La mejor práctica para la realización de una estrategia consiste en hacerlas de manera participativa. Esto es, incluir a los grupos de interés en su proceso de creación. Esta suerte de co -creación estratégica asegura que su implantación se lleve a cabo con un alto nivel de desempeño y compromiso.
Este tipo de estrategias plantean la formula ganar-ganar, en donde cada uno de los grupos de interés aporta sus mejores capacidades hacia el logro del bien común, que es en una instancia, generar valor para la empresa. Pero cuyo fin último debe ser justamente el incremento del bienestar de cada uno de los grupos de interés.
Una buena estrategia de sustentabilidad, no solo garantiza la dirección del desempeño socio – ambiental y económico de la empresa si no que le da herramientas para comunicarlo, generar reportes con estándares internacionales y utilizar sus resultados como elemento de mercadotecnia.
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