Así estamos ahora: en tiempos de movimientos bruscos, observando sin saber bien qué hacer, qué medidas tomar, qué se requiere de nosotros como individuos, pero también como colectividad, cómo se están dando estos cambios. Nos llegaron de pronto y como un balde frío en la cabeza.
Es claro que la inversión norteamericana se va, en buena medida, de regreso a su propio territorio. ¿Qué vamos a hacer para seguir adelante dentro de México, para generar las oportunidades de desarrollo que dejamos ir en los albores del T.L.C.?
Lo que ya hemos visto al momento es la promoción del consumo local en todas las redes sociales y manifestaciones públicas. Pero me pregunto yo ¿dónde están todos esos productos del mercado mexicano: las marcas de coches, la ropa de excelente corte y calidad, más allá de las escasas marcas sobrevivientes, los zapatos duraderos, los electrónicos? Puedo casi ver tu cara de «pues no hay mucho«. ¡Hasta las imágenes guadalupanas ahora dicen Made in China!
Ser actores y participar requiere de organizar lo inmediato, lo influenciable: con los 15, 30 ó 120 empleados; con los 4 vecinos que se caen bien; con los programas de voluntariado diseñados para generar bienestar,… porque eso le urge a México.
Aprovechar este tsunami, como escuché a una reconocida periodista llamar a esta convulsión geo-económico-política que apenas empieza, es lo que nos toca. Aprovechar el movimiento para recordar que solitos nos hicimos un Milagro Mexicano y hoy México requiere que nos generemos el segundo.
Sin volvernos al proteccionismo, sí debemos ver cómo y cuándo dejamos nuestra esencia productora para acomodarnos en la comodidad de la manufactura, para salir de esa comodidad y recuperar el impulso perdido. Cómo y cuándo hemos expulsado nuestro talento científico, para regrésalos y dejar de invertir en la corrupción para invertir en la investigación.
Hoy no es un tema que pueda solo resolver el gobierno, está clarísimo, no tienen como. Tampoco se podrá resolver desde el empresariado bien asentado, que ya está en una zona de confort y, se ve y verá, gravemente afectado por la brusquedad de los movimientos que ya empiezan a sentirse.
La posibilidad de regenerar una sociedad tan fragmentada como la mexicana está en el diálogo ciudadano. En las pequeñas conversaciones que pueden centrarse en las virtudes, que pueden ver las posibilidades y tener la energía y el arrojo de generar el cambio en lo pequeño, en el universo personal, en el alcance del universo de las PyMes de todo tipo y tamaño.
Ser actores y participar requiere de organizar lo inmediato, lo influenciable: con los 15, 30 ó 120 empleados; con los 4 vecinos que se caen bien; con los programas de voluntariado diseñados para generar bienestar,… porque eso le urge a México.
Le urge la acción contundente y sin pretensiones que pueda modificar en lo pequeño decididamente, para así recuperar la esencia productora, trabajadora, honesta y comprometida de este pueblo tan diverso llamado México. Le entras o te quedas viendo sin saber qué hacer.
Desde la trinchera de Punto Verde Consultores ponemos lo nuestro al hacer, en forma de capacitaciones, para que muchos que quieren saber qué y cómo se puede hacer el diálogo de las virtudes, el proyecto sostenible, la consideración de lo social y lo ambiental puedan hacerlo con un modelo que se ha probado, es sencillo y funcional.