Por irónico que parezca, pese a que los medios de comunicación dedican tiempo y han dado pasos para profesionalizar la cobertura de la nota verde, no se han dedicado a medir la propia huella ambiental – carbónica que deja su labor.
Helicópteros sobrevolando las ciudades y zonas de desastre, vuelos de y para equipos especiales que viajan a coberturas de eventos importantes ya sean regionales, nacionales o internacionales. Cada reportero, cada medio quiere tener su micrófono frente al entrevistado, su imagen al lado de la tragedia y la primicia para las ocho columnas; el primer minuto al aire con la nota del día o el mayor numero de hits en la web para compartirla en páginas formales o redes sociales.
Esto sin hablar de las toneladas de papel, tinta y los kilowatts hora que implica hacer girar a las rotativas para sacar los impresos de manera cotidiana a las manos del ávido lector, o del reflexivo limpia-ventanas en un afán por darle una segunda vida al diario.
Claro a esto habría que sumar a la huella de este impacto los equipos y los materiales con los que éstos están hechos, los edificios donde se alberga toda esta infraestructura y los materiales con los que están construidos así como toda la infraestructura necesaria para que desde nuestros hogares podamos escuchar la radio, ver la tele o conectarnos a la web.
Tendidos eléctricos, redes de fibra óptica, torres retransmisoras de microondas y satélites dando vueltas al planeta son sólo menciones de la red de tecnologías, desplazamientos y personas necesaria para que los medios hagan su labor.
Vaya que impactan.
Las revistas y los medios no cotidianos no se escapan de esto. Por mas verde que sea la información que imprimen o trasmiten, viven la misma suerte de huella ambiental sólo que con un diferente sentido de la temporalidad.
En términos generales NO HAY MEDIO VERDE. La sustentabilidad de la operación de los medios de comunicación no se ha cuestionado y es un sector que podría comenzar por hacer un esfuerzo en trazar una línea base de su operación para elaborar e implantar una estrategia de sustentabilidad y reducir, reducir y reducir, mitigar y neutralizar, con un verdadero sentido social. Toda un área de oportunidad. ¿No creen?
La sustentabilidad de la operación de los medios de comunicación no se ha cuestionado
Las cosas empiezan por casa y así como cubren la nota y se profesionalizan en esa labor podrían empezar también a contribuir disminuyendo su propia huella, a dar la nota con el ejemplo en la mano.
He descrito aquí de manera breve y superficial algunos de los considerandos del impacto directo de los medios, o sea lo que cada medio usa y consume de recursos en su propia operación para sacar al mercado sus productos y servicios.
Para tener una noción del impacto indirecto tendíamos que hablar también de toda la cadena de valor de esta importante industria de la comunicación. Entonces entraríamos al berenjenal de medir los impactos de la publicidad en términos de su producción. Agencias, modelos, luces, maquillajes, montajes, guionistas y todo lo que implica de manera directa producir los comerciales para tele, radio, impresos y web. Un mundo oculto detrás de cada anuncio. Toda una producción en cada campaña publicitaria.
Tranquilamente desde nuestros hogares, oficinas y negocios nosotros los consumimos en una sorda complicidad integrando a nuestra propia huella la suya o incorporando con nuestras iniciativas de comunicación o necesidades de publicidad la de ellos.
YO SOY TU. TÚ ERES YO REFRAN MAYA
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